LECTURAS. Internet como plataforma de colaboración en red


Curso Diseño Tecno-pedagógico de entornos virtuales de educación en artes


NODO 2. SEGUNDO ENLACE
Internet como plataforma de colaboración en red

Autora: Mgter. Soledad Roqué Ferrero

En su texto “Replanteando lo virtual”, Nicholas C. Burbules, un pedagogo especializado en la dimensión filosófica y pedagógica de la educación con tecnologías, describe los entornos virtuales como espacios donde la creatividad, resolución de problemas, la comunicación, la colaboración, la experimentación, y la investigación pueden suceder. Observa en estos lugares de aprendizaje virtual potenciales de colaboración y de comunidad no menos humanos y auténticos que los que se desarrollan en espacios de aprendizaje presenciales.  

Acerca de la virtualidad, N. Burbules (2004). rescata el carácter fenomenológico de la experiencia virtual desligándola de las acepciones ceñidas a lo computacional y a la idea de una realidad virtual como algo falso o ilusorio. Así, lo virtual se desentiende del dominio tecnológico exclusivo y se entiende como la sensación de inmersión en cierto “mundo” reconstruido, como una experiencia. Desde esta perspectiva la “experiencia de lo virtual” involucra el concepto de inmersión como una cualidad sostenida por los elementos de interés, participación, interacción e imaginación, como señala Burbules. Elementos que confluyen y se entrecruzan en una diversidad de prácticas que configuran nuestras formas de interacción y de experiencia, y se materializan en el espacio y el tiempo virtual.

Pierre Levy (1998) en ¿Qué es lo virtual? advirtió cómo este concepto, que hoy se muestra intrínsecamente relacionado con la informática y la tecnología digital, y al que se atribuye genéricamente la experiencia del ciberespacio: “abre múltiples perspectivas no sólo para el estudio de la representación y la ilusión, sino también para una aproximación a lo real” (Boulaghzalate, H. 2014:10).  En este sentido, decimos que los procesos de virtualización que operan en nuestra vida cotidiana apoyados en el avance de las tecnologías digitales en todas las tramas de la existencia habilitan la creación o “actualización” de un real nuevo que se debate como espacio de participación ampliado (Roqué Ferrero, M. Soledad, Inédito, 2017: 7).

Al decir de Castells (2001), y cómo J. Adell afirma al respecto de la ciudadanía digital  “nos movemos en un mundo en el que la realidad y el mundo on line, virtual, se confunden; en donde no hay solución de discontinuidad entre uno y otro” (Adell, 2014). Estos sitios ya no son herramientas ni recursos: son lugares. Los sujetos, los jóvenes, los adultos, están en las redes como están con sus amigos en las plazas o en los bares. De igual modo, estos espacios, estos lugares, constituyen también un territorio potencial de colaboración en el cual pueden desplegarse de manera adecuada procesos de enseñanza y aprendizaje (Piscitelli, 2005).

Atendiendo al concepto de aprendizaje ubicuo, en otro contexto, Burbules (2004) alega que el aprendizaje puede suceder en cualquier momento y lugar, pero no sólo gracias a la portabilidad y conectividad inalámbrica, sino porque los sujetos -jóvenes y adultos- se forman y capacitan cada vez más en múltiples contextos o espacios que exceden al aula de cuatro paredes o a la institución escolar tal cual la hemos conocido hasta entonces. Con el aprendizaje en red, el aprendizaje en comunidades virtuales, aprendemos compartiendo relaciones, lazos, interacciones e intercambios habilitando la generación de un sistema de relaciones que entendemos como red social, pero el concepto de red social excede el de la red informática, y ha estado presente desde el principio de la humanidad como matriz de múltiples relaciones sociales.

Con todo sostenemos que en el actual contexto socio-técnico, Internet constituye un conjunto de herramientas y espacios en los que las comunidades de seres humanos con intereses comunes interactúan e intercambian información (December, 1995). En este sentido, rescatamos que cierta propiedad de la tecnología, de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la conectividad, propicia la emergencia de Internet como un nuevo contexto para el aprendizaje, ya que en la web no sólo compartimos información, sino también espacios de comunicación, socialización, experiencias, trámites, dinero, relaciones, etc.  

El “aula virtual”, “la comunidad virtual”, “el portal interactivo”, “los cursos abiertos”, «los campus» como resultado de las acciones e  interacciones  que promueven mediadas y mediatizadas por las TIC, construyen sentidos y habilitan contextos simbólicos, proponen espacialidades, indican recorridos que van más allá de la plataforma tecnológica que les da sustento (la plataforma moodle, las redes sociales, los gestores de contenidos blog, y otros gestores y aplicaciones de la web.).

A este punto surgen múltiples interrogantes ¿Cuáles son las potencialidades que estos espacios habilitan para el intercambio, el apoyo al aprendizaje y la socialización? ¿Cuáles son las características técnicas y los desafìos comunicacionales que nos presentan las redes y los diferentes servicios disponibles en el actual ecosistema de la web? ¿Cómo conciliar la personalización con la colaboración, la participación con la masividad, la inteligencia colectiva con otras lógicas que emergen y convergen en la red?

Múltiples autores (Adell 1997 y 204, Prendes y Castañeda 2006, Castañeda y Gutiérrez, 2010) señalan cómo los entornos en los que aprendemos, las fuentes de información, de relaciones personales y de experiencias han sufrido cambios en las últimas cinco décadas, pero que ninguno ha sido tan potente como los promovidos por las TIC en la segunda fase de desarrollo de Internet, la llamada Web 2.0. (O´Reilly, 2005).

Con la emergencia de los llamados medios sociales se observa, de un tiempo a esta parte, un acelerado proceso de evolución que va desde la tradicional web (Web 1.0 unidireccional, basada en la lectura y el traspaso de información, sin interactividad) hacia un conjunto de aplicaciones, servicios y herramientas que abren las posibilidades de participación y colaboración a los usuarios, entre otros aspectos. Como consecuencia de ello se habla de un “prosumidor”, más que un consumidor de información. Muchos autores han recurrido a la metáfora de la biblioteca para caracterizar esta evolución ya que, mientras que en la web tradicional: “Se puede mirar, leer, pero no se puede generar un vínculo con la fuente de información” en la biblioteca 2.0: “cualquiera podría incorporar un texto propio a un estante y escoger uno ajeno. Pero también los autores pueden comunicarse entre ellos y discutir sobre sus obras” (Crucianelli, 2009: 10).  

Ahora bien, ¿Cómo entender la Web 2.0 ?  ¿Cuáles son las características y las potencialidades que estos espacios habilitan para el intercambio, el apoyo al aprendizaje y la socialización?

Cobo y Pardo (2007) en Planeta Web 2.0 proponen cuatro pilares  o ejes para abordar  el desarrollo de Internet en su fase más reciente;

  • Social Networking: describe todas aquellas herramientas diseñadas para la creación de espacios que promuevan o faciliten la conformación de comunidades e instancias de intercambio social;
  • Contenidos: hace referencia a aquellas herramientas que favorecen la lectura y la escritura en línea, así como su distribución e intercambio.;
  • Organización Social e Inteligente de la Información: herramientas y recursos para etiquetar, sindicar e indexar, que facilitan el orden y almacenamiento de la información, así como de otros recursos disponibles en la Red; y
  • Aplicaciones y servicios (mashup): dentro de esta clasificación se incluye un sinnúmero de herramientas, softwares, plataformas en línea y un híbrido de recursos creados para ofrecer servicios de valor añadido al usuario final” (Cobo y Pardo, 2007: 63).

El conjunto de estas conectividades genera un nuevo ecosistema en Internet, con sus sinergias y adaptaciones. Es interesante partir de un mapeo para conocer la dimensión de las herramientas y articular una mirada reflexiva sobre los escenarios que nos atraviesan hoy a la hora de enseñar, no obstante el panorama es muy dinámico y existen múltiples taxonomías en esta dirección, observemos algunos:

Mapa visual de la web de la Fundación Orange  

En esta dirección es posible observar a las redes como servicios tecnológicos y de márketing que adquieren cierta capacidad viral en la distribución del contenido de forma descentralizada, distribuida, sin intermediarios, facetada, dinámica e integrada; mostrando funcionalidades para conectar, hacer presencia, expresar, crear, interactuar, co-crear, agregar.  

En otro sentido, diremos que por sobre estas funcionalidades es posible trazar un mapa de relaciones y lazos sociales. Así conforme a la idea de que: “Las redes sociales son estructuras compuestas por personas u otras entidades humanas las cuales están conectadas por una o varias relaciones que pueden ser de amistad, laboral, intercambios económicos o cualquier otro interés común” (de Haro, 2010:2), podemos decir que las mismas atraviesan, y se atraviesan, de  diversas y contradictorias lógicas e intereses.

¿Cómo advertir los riesgos que deparan para los navegantes acríticos y desprovistos de las capacidades necesarias para sacar provecho de sus potencialidades para el intercambio, el apoyo al aprendizaje y la socialización? ¿Qué características de las TIC, especialmente de las tecnologías de la segunda generación de Internet, avalan su potencial para transformar las prácticas educativas y los procesos de enseñanza y aprendizaje, tanto en los escenarios de la educación formal como en la no formal?

La personalización, la colaboración y el intercambio, son algunas de las características que posibilitan, al menos potencialmente, esta serie de servicios basados en Internet. Subir y descargar documentos y archivos en diferentes formatos y lenguajes generando la participación y socialización en red, como por ejemplo YouTube o Flickr. Ingresar contenido en una Wiki, un sitio cuyas entradas pueden ser modificadas o editadas por los usuarios, editar en paneles de colaboración, realizar mapas mentales colaborativos e hipertextuales, armar taxonomías web, editar herramientas de gestión de contenidos y plataformas de colaboración en la web en diferentes soportes y lenguajes, son algunas entre varias posibilidades conectivas, hipermediales e interactivas que están al alcance de cualquiera que tenga el acceso material y el nivel de alfabetización necesario para operar con ellas.

Sin embargo, más allá de un conjunto de herramientas, es fundamental comprender la potencialidad de la arquitectura de la red, pero ya no exclusivamente en términos de la información que almacena y pone en circulación, sino de las características de interconexión e interactividad que les son intrínsecas, debido al modelo de comunicación interactiva que le da génesis como innovación tecno-social.

En “Psicología de la educación y prácticas educativas mediadas por la tecnologías de la información y la comunicación” César Coll (2005), al retomar las características distintivas de los entornos simbólicos basados en las TIC (el formalismo, la Interactividad, el dinamismo, lo multimedia, lo hipermedia y la conectividad) señala que el trabajo en red entre agentes educativos y aprendices abre nuevas dimensiones para el trabajo grupal y colaborativo, facilita la diversificación y la cantidad de ayudas que los agentes educativos o docentes pueden extender a los aprendices, al tiempo que potencia las relaciones entre los estudiantes entre sí.

El autor destaca que desde el punto de vista educativo, la confluencia de las características de interactividad y conectividad tiene importantes repercusiones para la planificación y el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje ya que este tipo de tecnologías, favorecen la atención a la diversidad y la puesta en marcha de entornos de trabajo y aprendizaje colaborativo (Coll, 2005: 12).  Al referirse a la  conectividad explicita las posibilidades que ofrecen los entornos basados en las TIC para establecer redes de información y comunicación con múltiples puntos de acceso, señalando que la combinación de la conectividad y la interactividad está en la base del establecimiento de relaciones contingentes, inmediatas y recíprocas entre las personas conectadas a estas redes, lo que abre horizontes insospechados a la posibilidad de configurar comunidades “virtuales” de personas orientadas a la realización de tareas concretas en los más diversos ámbitos de la actividad humana (comercio, trabajo, investigación, educación, ocio, etcétera) o la consecución de objetivos específicos.

En este marco, la colaboración y la responsabilidad se presentan como rasgos centrales de las nuevas formas de socialidad que se habilitan en los escenarios ampliados por las TIC, y ofrecen nuevas oportunidades para la generación, distribución y colectivización del conocimiento alrededor de la idea de cooperación o comunidad en el ámbito educativo.

En Internet –sostiene Jenkins, citando a Pierre Lévy- la gente aprovecha sus conocimientos individuales en pro de metas y objetivos compartidos. “Nadie lo sabe todo, todo el mundo sabe algo, todo el conocimiento reside en la humanidad”. La inteligencia colectiva se refiere a esa capacidad de las comunidades virtuales de estimular la pericia combinada de sus miembros: “Lo que no podemos hacer por nosotros mismos, puede que ahora seamos capaces de hacerlo colectivamente. (Jenkins, 2008, citado en EDJATIC 2012)”.


Lógicas contrapuestas en la génesis de Internet

“Inteligencia colectiva” (Levy), “Intercreatividad” (Berners-Lee, 1996), “Multitudes inteligentes” (Rheingold, 2002), “Sabiduría de las multitudes” (Surowiecki), “Arquitectura de participación” (O Reilly, 2005) constituyen marcos conceptuales que ponen en juego la confluencia de fenómenos que marcaron el contexto de surgimiento y difusión de Internet como tecnología y como modelo abierto centrado en el libre intercambio de conocimientos. Las comunidades hackers fueron un ejemplo pionero de las prácticas de colectivización del saber y de intercambio de experiencias emergentes en la década de los 60 -70 de la mano de movimientos contraculturales, dinámicas fundamentales en la actual sociedad del conocimiento.  Las comunidades virtuales en general operan con esta lógica. 
 Sin embargo, el contexto de difusión de Internet estuvo atravesado por múltiples lógicas y racionalidades contrapuestas. Es importante no perder de vista ciertas alertas críticos sobre la estructura y dinámica que la red plantea en términos de la racionalidad técnica y económica que la sustenta. Como señala Dominique Wolton (2000): “estamos frente a un sistema de información integrado, cuya finalidad está más del lado de la economía mundo que del lado de una mejora de las relaciones interpersonales”. Y esto tiene que ver con las lógicas que sustentan y dan génesis a la economía de la sociedad informacional, sus formas de circulación y poder afianzadas en el márketing.

Las comunidades virtuales y las prácticas de colaboración en red


La posibilidad de conectarse con otros, intercambiar información, interactuar y recrear contenidos a través de Internet no es original de los sitios de redes sociales que surgen en estos últimos años. Estos forman parte de un proceso de evolución en el que la interrelación entre comunidades y tecnologías ha permitido expandir las posibilidades para comunicarse e interactuar (Andreoli, 2014). Este proceso, que atraviesa la misma historia de Internet, como medio de conectividad y de comunicación social,  data de las década del 50. Las listas electrónicas, los e-mail, los foros, el chat, los blog han ofrecido y ofrecen diferentes formas de usar la tecnología.  Sin embargo las redes sociales digitales expanden los modos de interacción, abriendo nuevas formas de expresión y organización para las comunidades permitiendo generar nuevoas espacialidades, conexiones y transparencia de acciones y movimientos que contribuyen a la visibilidad de las diversas prácticas que vehiculizan. Entre ellas, las educativas. Cuando hablamos de proyectos dónde el componente educativo es central las redes constituyen importantes espacios en donde la horizontalidad, la colaboración, la sociabilidad pueden ser relevantes para propiciar nuevas formas de construcción del conocimiento, dinamizando el espacio con una estructura horizontal, habilitando la creatividad, la producción de contenidos por parte de todos los miembros, y la solidaridad.

Sin pretensiones de detenernos en un tema sobre el cual existen muchas aristas para profundizar y polemizar, rescatamos algunos principios que fundamentan las  potencialidades de las redes y las comunidades virtuales para el intercambio, el apoyo al aprendizaje y la socialización:

  • Interactividad más creatividad. El concepto de intercreatividad propulsado por Berners-Lee, en 1996, al momento de crear la WWW, se aproxima desde una perspectiva tecno-social al potencial colaborativo que está tras el uso de las tecnologías en red (Cobo y Pardo, 2007:46) ya que lo que se construye se sustenta en la firme convicción de que al compartir, y permitir al otro modificar y volver a compartir, estamos logrando un grado de conocimiento cooperativo que beneficia y enriquece a todos los que participan de esta interacción. Esta idea guió a los modelos de software libre y conocimiento abierto.
  • La inteligencia colectiva (Lévy, 2003) plantea que el contexto virtual se enriquece a través del diálogo y la cooperación dando como resultado un saber enriquecido por las individualidades de cada participante, “así como la posibilidad de alcanzar colectivamente sus metas en un contexto de alta complejidad” (Cobo y Pardo, 2007).
  • Las Multitudes inteligentes (Rheingold, 2002) y Arquitectura de la participación, (O’Reilly, 2005). Ambos conceptos enfocan la incidencia de las tecnologías digitales en la conformación de nuevas dinámicas de construcción social. Lo que permite visualizar por un lado, a la comunidad virtual como ecosistema espontáneo y descentralizado que favorece la inteligencia emergente (Cobo retoma a Johnson para ejemplificar el caso de las colonias de hormigas o del comportamiento de las células, 2007:47) y, por el otro la existencia de una estructura reticular de participación que se potencia en la medida en que más personas las utilizan (tomemos por ejemplo las de redes sociales como facebook). “Esta arquitectura se construye alrededor de las personas y no de las tecnologías” (Cobo y Pardo, 2007:47).

Así como sostiene Jesús Martín Barbero podemos afirmar que las redes como espacios emergentes en Internet constituyen un nuevo modo de lazo social que extiende la noción de comunidad más allá de sus límites geográficos, al mismo tiempo que habilitan formas complementarias de participación y organización social, con sus ventajas y desventajas, en  los territorios de lo virtual.

Entonces nos preguntamos: ¿Cómo valorar el impacto que las redes sociales están teniendo en el plano de la educación formal? ¿Qué oportunidades y desafíos presenta la decisión de incluir redes sociales en el sistema educativo actual? ¿Qué nuevas habilidades supone la participación en redes? ¿Qué nuevas formas de aprender promueven? ¿Qué incidencia tiene el modelo de la organización en red en el ámbito educativo? ¿Qué tipo de estrategias podemos articular para enseñar con las redes y en comunidades de colaboración?

Resaltamos que el impacto que las redes sociales están teniendo en el actual contexto sociocultural  está modificado las pautas de comunicación y sociabilidad, y con ello, nuevas formas de relación e identidad social que emergen como desafíos para la educación.  Artero Balaguer (2011) advierte algunos para pensar su integración en contextos de enseñanza y aprendizaje;

-Aprovechar los vínculos que genera el uso de redes sociales para fortalecer la interacción entre las instituciones educativas y el resto de agentes sociales.

-Observar cómo las redes pueden convertirse en canales de comunicación que contribuyan a crear una institución abierta, actualizada y partícipe de las características de la sociedad y sus problemas.

-Aprovechar el espacio de interacción que puede otorgar una red social en el aula para lograr un modelo de aprendizaje común, colaborativo, cooperativo e interdisciplinar por parte del alumnado y de los docentes. Un lugar de aprendizaje y enriquecimiento mutuo, un espacio de metacognición sobre el trabajo realizado.

-Pensar en la integración de las redes como un espacio argumentativo para aflorar las estrategias comunicativas de búsqueda, selección de información y razonamiento, pero también un lugar donde “se motive su rapidez de respuesta, su interacción y su comunicación”.

-Visualizar a las redes como “herramientas metodológicas” para que el docente pueda analizar, reflexionar y retroalimentar su propia formación desde la práctica y como observador, seguidor, mediador del trabajo de cada alumno y de las relaciones entre ellos.

-Destacar que nos encontramos en una sociedad caracterizada por el constante flujo de información, donde el aprendizaje no se basa en la apropiación de contenidos, sino en un proceso de construcción del conocimiento entre el estudiante y su entorno.

 


Referencias bibliográficas

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-ARTERO BALAGUER, Noelia. 2011. La interacción como eje de aprendizaje en las redes sociales. Disponible en Internet: http://www.educaweb.com/noticia/2011/01/31/interaccion-como-eje-aprendizaje-redes-sociales-4570/
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-COBO ROMANÍ, Cristóbal; PARDO Kuklinski, Hugo: Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Universitat de Vic. Flacso México. Barcelona / México DF. 2007 compl.

-CRUCIANELLI, Sandra: Herramientas Digitales para Periodistas. Ed. Knight Center para el Periodismo en las Américas, 2009.

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-PISCITELLI, A.: Ciberculturas en la era de las máquinas inteligentes. Bs. As. 1995

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ROQUÉ FERRERO, M. S., Dodero, S. Zanola, L. (2013). Las redes y su capacidad de atravesar los contextos educativos actuales*. Trabajo final del Seminario Taller Tierra adentro en las Redes Sociales: Desafíos educativos en Twitter, Facebook y otros territorios. FLACSO. Disponible en Internet: https://drive.google.com/file/d/1-84OGpnSgoRTWiX9QaIhl4elEaJ-TG1kZh-cSKqMXYVsPAjDmeDh_K5xOkCfw-3fxgOQXWIIW3-Ky2Lf/edit?usp=sharing

 


 «Internet como plataforma de colaboración en red», por M. Soledad Roqué Ferrero (Comp.) Versión 2017 basada en una obra: Curso Internacional. “El aula virtual como espacio de integración de recursos y materiales educativos abiertos de la web”, 2014. Materiales educativos. Hoja de ruta>> Módulo 2. Escuela Virtual Internacional CAVILA – Escuela de Ciencias de la Información, ECI. UNC.